Tardas mucho tiempo en aprender, que no debes llorar por ni para nadie. Que lo importante se queda dentro, y lo que sale fuera, es superficial. Después de tantas lágrimas malgastadas en hacer al mundo saber que estás mal, que sientes un vacío por dentro que nada llena. Después de sacar toda la rabia que tienes dentro, después de consumirte día a día, desaprovechando los minutos, las horas, los días. Después de sufrir por cualquier cosa, sale el sol y te das cuenta. Te das cuenta de que nada ni nadie merece tus lágrimas, tus lágrimas son tuyas y de nadie más, se que suena egoísta, pero es así. Sólo tú mereces tus lágrimas, nadie más, por que quien las merezca, no te hará llorar.

